Piloto de Línea

Cada vez que el Comandante de a bordo Antonin Eyssette solicitaba algo, las azafatas se desvivían por complacerlo. Todas sucumbían al encanto de su personalidad,  de su físico privilegiado y de sus dientes perfectos. Era capaz de hacer dos vuelos de  larga distancia sin descansar y siempre fresco como una lechuguita. El único problema era que sus extremidades inferiores despedían un fuerte y penetrante olor a camembert.

Eso a él no le afectaba en absoluto. Es más, cuando ponía el piloto automático, le encantaba quitarse los zapatos, colocar las piernas sobre el tablero y mover con placer los dedos de los pies diciendo: “¡Esto es vida! Mientras tanto, su copiloto, conteniendo una arcada,  preparaba delicadamente  la bolsita de mareo que siempre sabía tener al alcance de la mano.

FO 85523 – 17 x 17 x 41 cm (LWH)