El Garaje

En el garaje de Roberto Antoniz había un fuerte olor a gasolina y a pintura combinado con un denso tufo a patatas fritas, tubo de escape y cigarrillos.

El color original de las paredes hacía tiempo que había desaparecido detrás de un espeso velo de aceite y grasa. Pinzas, tuercas, llaves, arandelas, destornilladores, tornillos y bulones yacían esparcidos por todo el taller.

Enrico, el mecánico asistente, estaba en la fosa debajo de un coche, donde espesas gotas de aceite le caían sobre la cabeza. Yayo, el aprendiz, con una sonrisa de oreja a oreja, posaba orgulloso al lado de su jefe, quien, complaciente, se dejaba fotografiar para la nota que sería publicada en el próximo número de la revista “El Bulón Torcido” en la rúbrica “Increíble pero cierto”. Era la primera vez que la prensa especializada se interesaba por su taller… todo un honor.

FO 85701 – 60 x 10 x 45 cm (LWH)