Fosforito

El sargento Germán Echeverría no temía el fuego. De niño le encantaba prender los cigarrillos a su padre, amaba ese olor tan particular del azufre que desprenden los fósforos al encenderse. Su madre le decía: “No juegues con fuego que te harás pipí en la cama”.

En otoño se divertía haciendo grandes fogatas con sus amigos del barrio, le fascinaba tirar puñados de sal gruesa sobre las llamas para escuchar cómo crepitaban. Una noche, luego de haber quemado todas las hojas secas del jardín, soñó que estaba al lado de un gran árbol y de pronto le vinieron unas tremendas ganas de hacer pis, cosa que hizo tranquilamente y con gran placer. A la mañana siguiente al despertarse, tomó la decisión más importante de su vida: de ahora en adelante combatiría el fuego sin piedad. Hizo un curso de bombero y hoy es el jefe del cuartel de su barrio. Todos lo conocen bajo el apodo de “Fosforito”.

FO 85505  – 18 x17 x 39