El Futbolista

El “Chueco” Alfredo Pozzi era un capo, lo que se dice un maestro de la gambeta. En los picaditos que jugábamos en la escuela Richieri no había quien lo parara. ¡Como lo envidiábamos! Un día gambeteó a dos grandotes de sexto grado en una baldosa. ¿Escuchaste? ¡Los dejó pagando en una baldosa! …Un maestro. Y la patada que tenía…algo increíble. Pero claro, después, de más grande, le empezó a gustar la joda, el morfi, el vino…y viste, una vez que empezás a echar panza la cosa se complica. El domingo pasado jugamos un picadito en el club. Mirá, te cuento y se me pone la piel de gallina. El “Chueco” jugaba de diez, a los quince minutos daba lástima verlo. El primer córner, no sé si fue por orgullo o porque quería demostrar que todavía podía hacer un gol olímpico como en las viejas épocas, o qué sé yo, la cosa es que lo quiso patear él. Acomodó la pelota, tomó envión…  ¡y pegó un patadón descomunal!  Si le hubiera pegado a la pelota, capaz que entraba, pero la panza lo desequilibró y le dio un terrible zapatazo a la cancha.

Esta semana lo estuve llamando todos los días pero no lo encontré nunca. No sé… se debe haber ido de viaje.

FO 85516 – 17 x 17 x 37 cm  (LWH)